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Una investigación publicada en la revista ‘JAMA Network Open’ resalta que los suplementos de vitamina D se asocian con una reducción general del 17% del riesgo de cáncer avanzado.
Los suplementos de vitamina D se asocian con una reducción general del 17 por ciento del riesgo de cáncer avanzado, según una nueva investigación publicada en la revista ‘JAMA Network Open’.
Durante muchos años, los investigadores han intentado precisar la tentadora conexión entre la vitamina D y el cáncer. Los estudios epidemiológicos han encontrado que las personas que viven cerca del ecuador, donde la exposición a la luz solar produce más vitamina D, tienen una menor incidencia y tasas de muerte por ciertos cánceres.
En células cancerosas en laboratorio y en modelos de ratón también se ha encontrado que la vitamina D ralentiza la progresión del cáncer. Pero los resultados de los ensayos clínicos aleatorios en humanos no han arrojado una respuesta clara. El ensayo de vitamina D y omega-3 (VITAL), que concluyó en 2018, encontró que la vitamina D no reducía la incidencia general de cáncer, pero insinuaba un menor riesgo de muerte por cáncer.
Ahora, en un análisis secundario de VITAL, un equipo dirigido por investigadores de Brigham and Women’s Hospital, en Estados Unidos, se ha centrado en la conexión entre tomar suplementos de vitamina D y el riesgo de cáncer metastásico o fatal.
El equipo informa de que la vitamina D se asoció con una reducción general del 17 por ciento del riesgo de cáncer avanzado. Cuando el equipo observó solo a los participantes con un índice de masa corporal (IMC) normal, encontraron una reducción del riesgo del 38 por ciento, lo que sugiere que la masa corporal puede influir en la relación entre la vitamina D y la disminución del riesgo de cáncer avanzado.
“Estos hallazgos sugieren que la vitamina D puede reducir el riesgo de desarrollar cánceres avanzados –señala la autora correspondiente Paulette Chandler, médica de atención primaria y epidemióloga de la División de Medicina Preventiva de Brigham–. La vitamina D es un suplemento que está fácilmente disponible, es barato y se ha utilizado y estudiado durante décadas. Nuestros hallazgos, especialmente la fuerte reducción del riesgo observada en personas con peso normal, proporcionan nueva información sobre la relación entre la vitamina D y el cáncer avanzado”.
El estudio VITAL fue un estudio riguroso controlado con placebo que se llevó a cabo durante un período de más de cinco años. La población del estudio VITAL incluyó hombres que tenían 50 años o más y mujeres de 55 años o más que no tenían cáncer cuando comenzó el ensayo. La población de estudio fue racial y étnicamente diversa.
VITAL fue diseñado para probar los efectos independientes de los suplementos de vitamina D y omega-3, así como para probar la sinergia entre los dos y no encontró una diferencia estadística en las tasas generales de cáncer, pero los investigadores observaron una reducción en las muertes relacionadas con el cáncer.
En su análisis secundario, Chandler y sus colegas hicieron un seguimiento de la posible reducción de las muertes por cáncer con una evaluación de cáncer avanzado (metastásico o fatal) entre los participantes que tomaron o no suplementos de vitamina D durante el ensayo. También examinaron el posible efecto modificador del IMC.
Entre los más de 25 mil participantes en el estudio VITAL, mil 617 fueron diagnosticados con cáncer invasivo durante los próximos cinco años. Esto incluyó una amplia combinación de cánceres (mama, próstata, colorrectal, pulmón y más). De los casi 13 mil participantes que recibieron vitamina D, 226 fueron diagnosticados con cáncer avanzado en comparación con 274 que recibieron el placebo. De los siete mil 843 participantes con un índice de masa corporal normal (IMC menor de 25) que tomaban vitamina D, solo 58 fueron diagnosticados con cáncer avanzado en comparación con 96 que tomaron el placebo.
Si bien los hallazgos del equipo sobre el IMC podrían deberse al azar, existe evidencia previa de que la masa corporal puede afectar la acción de la vitamina D. La obesidad y la inflamación asociada pueden disminuir la eficacia de la vitamina D, posiblemente al reducir la sensibilidad del receptor de vitamina D o alterar la señalización de la vitamina D. Además, los ensayos aleatorios de vitamina D y diabetes tipo 2 han encontrado mayores beneficios de la vitamina D en personas con peso normal y ningún beneficio entre aquellos con obesidad.
La deficiencia de vitamina D es común entre los pacientes con cáncer, y un estudio informó tasas de deficiencia de vitamina D de hasta el 72 por ciento entre los pacientes con cáncer. También hay evidencia de que una mayor cantidad de grasa corporal se asocia con un mayor riesgo de varios cánceres.
“Nuestros hallazgos, junto con los resultados de estudios anteriores, respaldan la evaluación en curso de los suplementos de vitamina D para prevenir el cáncer metastásico, una conexión que es biológicamente plausible –destaca Chandler–. Se justifican estudios adicionales centrados en pacientes con cáncer e investigando el papel del IMC”. (iM-rrc)